Ha sido una práctica corriente en casi todos los gobiernos latinoamericanos durante estos últimos 40 años, equiparar los conceptos de necesidad de vivienda con demanda de vivienda y no son ni remotamente lo mismo. La “demanda”, es una especie de traducción oficial al lenguaje de las políticas públicas de lo que asumen los técnicos como “necesidades” de vivienda. Cuando desde un organismo de vivienda se arriba a este término “resolver la demanda”, también define ¿quién va a intervenir en la solución de esa demanda?, como por ejemplo las constructoras o cooperativas de construcción; ¿cómo lo va hacer?, con una casa tipo o se diseñan respuestas reales sobre cada necesidad de acuerdo a la familia; y ¿qué recursos le va asignar el Estado?, por lo general son volúmenes bien gordos que se llevan empresas o multiplica el pueblo organizado con sus saberes constructivos. De esta manera resulta peligrosamente simplista decir que en Venezuela, hacen falta 2 millones de viviendas y destinar l...