Fotografía Elsy Laucho Contreras
Con amor para mi madre, Elsy Josefina,
historiadora, y que hizo de su práctica docente en la Universidad del Zulia un
magisterio de amor y dedicación profundos.
Con respeto, afecto y especial admiración
a mi profesora, la arquitecta Elisa Quijano, que desde hace décadas se dedica
al estudio y divulgación de la historia de la arquitectura de la ciudad de
Maracaibo y a que redescubramos su huella de impronta profunda en el alma
de todo marabino.
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“Málaga
es, además, un emporio mercantil;
sus
comerciantes alzan enseña tremolante,instalan
mercado concurrido,
donde
galopan en competencia como corceles veloces,
y
laboran con la esperanza de hacer, además,
con
Dios el negocio ganancioso de la Salvación”
Al-Umrani Ibn Al-Jatib
Edificio de Atarazanas de Málaga (Ad-daraz-zanaa)
El actual Mercado de
Atarazanas de Málaga debe su nombre a las antiguas atarazanas construidas
durante la época de la dinastía nazarí (siglos XIII-XV). Gracias a los
hallazgos arqueológicos alrededor de la zona, se estima pudo haberse erigido
hacia finales del siglo XIII o principios del XIV, las primeras referencias
datan hacia el año 1404 (Ordiérez Díez), cuando el testimonio de Al-Umari
Ibn Al-Jatib se refiere a la “Casa de la flota Nazarí” destacando de esta manera que, las atarazanas de
Málaga, desplazaron oficialmente a la de Almería (Arancibia). Como su
nombre lo indica, era el edificio donde se construían y reparaban embarcaciones
que servían para el comercio marítimo por todo el arco mediterráneo, que
coincide con una época de gran esplendor económico, gracias a la fertilidad de
sus tierras y al comercio derivado de sus productos más preciados: higos, la
vid y aceites, así como de sus destacadas industrias cerámicas y de tenerías.
Localizada en lo que se
conocía como Puerto de Poniente, conformando el área del astillero musulmán y la alhóndiga, la edificación de las Atarazanas junto con el Gibralfaro,
constituyeron las dos obras urbanísticas más importantes de la época nazarí y
generaron no sólo la configuración del viario urbano de Málaga hasta bien
entrado el siglo XIX, sino que a la par, resultaron los íconos de dos elementos
claves de la ciudad: Su inexpugnabilidad
y esplendor
económico (Íñiguez Sánchez).
Los
registros documentales que citan estudiosos arabistas aluden a que el edificio
originalmente disponía de un minarete para el llamado del almuédano a la
oración, separado por un espigón del edificio y adentrado más hacia el mar,
este sería conocido durante la época cristiana como la “torre gorda”, cinco
naves, siete puertas de las cuáles en la actualidad sólo se conserva una, y
cuatro torreones formaron parte de ese edificio.
El
edificio de Atarazanas estuvo siempre vinculado al mar y pasaría por distintos
usos en la época nazarí desde fondeadero para galeras y navíos hasta astillero
y alhóndiga musulmana; luego de la reconquista por parte de los Reyes Católicos,
sus usos abarcarían en un primer momento a alhóndiga cristiana, con lo cual, la
función de albergue contemplada en años de dominio árabe quedó definitivamente
excluida del edificio y se reorientó sólo al comercio mayorista y cobro de
impuestos reales. Habida cuenta de la necesidad por parte de Los Reyes Católicos
de mantener el control militar en la próspera y levantisca Málaga, éstos autorizaron su funcionamiento
como arsenal y almacenaje de municiones y esta condición se mantuvo durante casi
tres siglos.
Circunstancias
históricas, como el financiamiento de las guerras que sostuvo el reino durante los siglos XV y
XVI, fueron afectando poderosamente las finanzas de la
provincia y en especial de la ciudad de Málaga, todo lo cual llevó, como
consecuencia aparejada, al pobre mantenimiento del edificio de las antiguas
Atarazanas. Especialmente fatídicas resultaron otras circunstancias
sobrevenidas que asolaron a la ciudad durante el XVII que incluyeron un seísmo, peste,
inundaciones y desbordamientos del Guadalmedina afectando irremisiblemente la
edificación que llegó a tener muros exteriores de 2,10 m de grosor.
La
demolición de las Antiguas Atarazanas (1868)
Ya
para comienzos del Siglo XIX, la otrora atarazana reconvertida en plaza militar
por Real Orden, ve derruir el fuerte militar de San Lorenzo que tenía contiguo
(1821), desaparece la “torre gorda” y comienzan las presiones políticas de las
fuerzas vivas locales para el traspaso del edificio de Atarazanas administrado
por la Corona al Ayuntamiento, y donde también continúan las mismas presiones
para su completa demolición en vista del estado lamentable en el que se
encontraba, y, para que la ciudad, se hiciera con un mercado que rehabilitara toda
la zona de la alhóndiga, incluyendo la reestructuración del viario de herencia árabe por un trazado rectilíneo moderno que favoreciera la construcción de las redes de infraestructura, tránsito perentorio hacia la construcción de la ciudad de Málaga como ciudad burguesa. Estas presiones se mantuvieron décadas hasta la
llegada de la “Revolución
Gloriosa” que derrocaría a Isabel II, cuando se le da luz
verde a su total demolición y traspaso al ayuntamiento, demolición ésta que se
enmarcaba en el frenesí de acabar con todo vestigio del pasado medieval o pasado
conventual opuesto al poderoso discurso de la modernidad.
Hacia 1822, concurren las circunstancias históricas que, en
Málaga, se tiene la libertad de la explotación minera frente a la exclusividad
de la Corona y con el empresario Manuel Agustín de Heredia, que encabeza las
explotaciones de minas de grafito en Marbella, ya hacia 1840, la industria
siderúrgica malagueña es la más importante del país, de manera tal, que el
hierro y las obras de fundición no sólo van a resultar económicamente
atractivas, sino que el hierro, como material novedoso en la construcción europea, abrirá un nuevo repertorio plástico en las edificaciones, aunado al desarrollo
de otros enfoques del cálculo estructural para el uso de éste material en el
salvado de grandes luces, tal y como lo demostró el ingeniero francés Camille
Polonceau.
Estas apreciaciones sobre la zona urbanísticamente deprimida
de la ciudad, pero con una localización estratégica, coinciden históricamente
con la paulatina reconversión del capital comercial e industrial siderúrgico
malagueño en el mercado urbanístico, señalándose, hacia 1860, otra razón por la
cual la construcción de un nuevo mercado en el antiguo solar de atarazanas posibilitaría que el nuevo mercado
actuara como catalizador urbanístico de la zona, incorporando la nueva configuración
viaria de la ciudad del siglo XIX (Ordiérez Díez). Sin embargo, obran en
este edificio que hoy conocemos y que es Monumento Histórico Artístico del
Estado desde 1979, otras circunstancias que ponen en valor su singularidad
arquitectónica:
1. Durante el siglo XIX, en Europa existe
una fuerte corriente orientalista que pone en relieve todos los temas
relacionados con los motivos árabes de la arquitectura, literatura y artes
pictóricas (a_Mernissi), que, al igual que las obras de Violet-Le-Duc en Francia, con sus
aportaciones sobre el gótico en la arquitectura francesa, señalan un camino
hacia la recuperación de las señas identitarias nacionalistas, y se entiende
que, en el caso de España, la incontestable herencia mahometana, no sólo en
la configuración de vastos territorios o prácticas culturales transversales al
quehacer cotidiano (b_Mernissi, Arancibia), sino en su misma arquitectura son de un valor material e
inmaterial únicos y característicos en este país, por tanto, objeto de
apropiación, promoción y cuidado desde la óptica integradora de un Estado
moderno.
2. Se crea la Comisión Central de
Monumentos, con sede en Madrid, y a la que pertenece desde 1850, el arquitecto e
historiador granadino Francisco Enríquez, quien desde un primer momento aboga
por la conservación de las Atarazanas habida cuenta de haber denunciado la ‘destrucción
de decenas de edificios árabes en buen estado de conservación y gran relevancia’ como el famoso hospital árabe y en
palabras del mismo arquitecto, debería conservarse “por
su rareza y valiosos arcos decorados” (Ordiérez Díez)
3. Ve la luz el libro “La gramática del
ornamento” del inglés Owen Jones (1809-1874) inspirado en las inscripciones de los
muros de la Alhambra y sus viajes a Granada, de donde se extraen hermosas
criptolitografías. Posiblemente, estas inspiraran a la Reina Isabel II para
encargar al «maestro adornista» Rafael Contreras, su reproducción en el hoy
conocido ‘Gabinete Árabe’ del Palacio de Aranjuez (1848-1851).
4. Con la orden de demolición en parcial
ejecución de las antiguas Atarazanas, se apersona el presidente de la Academia
de Bellas Artes de Málaga, El Marqués La Paniega, José María Freüllier y Alcalá
Galiano, y solicita la inmediata “suspensión” de la orden de derribo (1868). El aristócrata de familia liberal logra
salvar únicamente la puerta árabe que hoy conocemos de piedras de jaspe blanco
unidas a hueso
5. Toma la plaza de Ingeniero Municipal
el arquitecto que diseña el nuevo mercado y vela por su construcción entre 1873
y 1879, Joaquín Rucoba, quien a su vez obtiene en esos años la membresía
en La Academia de Bellas Artes Malagueña y en la Comisión Provincial de Monumentos
Malagueña.
Fotografía Elsy Laucho Contreras
Mercado
de Atarazanas de Málaga del arquitecto Joaquín Rucoba (1873-1879)
Como he descrito en este breve ensayo, que en la ciudad de
Málaga tengamos hoy erigido este hermoso y singular Mercado ha sido el
resultado de voluntades que han traspasado tiempos de monarquías y república. El
mercado de Atarazanas de hoy evoca parte del pasado de caravanserallos que, bien
por el tráfico a través del Mediterráneo o a lo largo de un día de camino y
marcha con sus mercancías a cuestas, llegaban a las alhóndigas o, a los funduq
magrebíes, y tenían dentro de sus rutas comerciales alhóndigas tan bien cuidadas
y protectoras como la famosa de Valencia, o la de Génova también conocida como ‘Castillo
de los genoveses’ (Carmona
Rodríguez). En ellas, los mercaderes encontraban protección frente a los
ladrones, inestabilidades políticas, disponían de cuadras para sus animales
(caballos, burros o camellos) cuarto para los viajeros y mezquita para sus
oraciones. Estos espacios de profunda actividad de intercambio comercial y vida
urbana fueron confeccionados por fenicios, griegos, cartaginenses, romanos, pero
mayoritariamente por musulmanes, y esto es pieza clave para valorar también en
su profunda significación este actual edificio.
En 1868, con el edificio de atarazanas parcialmente demolido,
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con sede en Madrid, en conocimiento de la burda intervención
realizada en los Alcázares de Sevilla, dicta una serie de medidas para acotar
el tipo de intervención que estaba encomendado hacer el ingeniero municipal,
arquitecto Joaquín Rucoba, que ya estaba completamente sensibilizado
sobre la naturaleza de intervención a crear para el nuevo mercado. Para resguardar
de excesos y veleidades poco afortunados en el proyecto, la Academia de San
Fernando exige les sean remitidos todos los planos y detalles que permitan avalar
la construcción del mercado, teniendo como punto innegociable el
mantenimiento de la Puerta Árabe.
A más abundamiento, ya en el año 1873, previo al inicio de
las obras del nuevo mercado Alfonso XII de la ciudad de Málaga, el presidente e
historiador Emilio Castelar, hacia el ocaso del ‘sexenio
de la revolución gloriosa’, promueve un Decreto mediante el cual frena el furor por la demolición
de edificaciones que puedan tener algún tipo de significación ideológica a modo
de revanchismo, y le quita la bandera de la protección de bienes materiales de
la nación a los sectores “moderados o afines a la iglesia y a la monarquía”. Con
este Decreto, aquellos edificios que gocen de la catalogación como «Monumentos
Nacionales», pasarán
a ser oficialmente edificios que representan materialmente a la nación. Mas
allá del contexto político en el que se genera este decreto, es evidente que en
España existe a esa altura del siglo XIX un corpus intelectual y político interesado
en preservar los bienes arquitectónicos singulares con un grado de protección
que supere los avatares y coyunturas de la política. Este Decreto inaugura, con
el Mercado Alfonso XII de Málaga, posteriormente Mercado de Atarazanas, una
política de Estado con respecto al patrimonio arquitectónico que no hizo sino
mejorar y avanzar sin retrocesos hasta el presente, y al que, por cierto, aún
podemos hacer avanzar considerando las nuevas tecnologías de escaneado
láser para la gestión y diseño de gemelos digitales que preserven los activos
patrimoniales del Estado.
Con todos estos antecedentes, el joven arquitecto Joaquín
Rucoba asume no sólo la protección de la Puerta Árabe, la que desmontan pieza a
pieza y trasladan 25 metros al Este de su posición original, sino que incorpora
el remate de la cornisa y dos volúmenes a los lados de ésta , construidos con
piedra de Alicante, y obligando a la fundición sevillana Hermanos Pérez al
desarrollo del proyecto metálico con una cuidadosa y escogida ornamentación
neoárabe, que era inexistente en sus catálogos y en el resto de España.
El Mercado de Atarazanas que hoy conocemos fue declarado
Monumento Histórico Artístico hace 40 años, originalmente llamado Alfonso XII,
es un edificio icónico de la Málaga decimonónica y que actúa como un símbolo de
conquista de la Modernidad que introduce de manera inevitable en la historia
urbana de la Málaga de la segunda mitad del siglo XIX.
Archivo
Municipal de Málaga (AMM)
«Proyecto
del Mercado de las Atarazanas. Arquitecto Joaquín Rucoba» Caja 7285, Leg 66,
Exp.5Bibliografía
CARMONA
RODRÍGUEZ, Josefa (1997) «La alhóndiga malagueña: arquitectura y urbanismo» Biblioteca
Popular Malagueña Nº 77. Servicio de Publicaciones Diputación Provincial de
Málaga.
MACHUCA
SANTA-CRUZ, Luis (1987) «Málaga, ciudad abierta. Origen, cambio y permanencia de una
estructura urbana» 2da Edición Colegio de Arquitectos de Málaga. Fundación
CIEDES.
a_MERNISSI, Fátima (2001) «El Harén en Occidente». Editorial Espasa. Colección Espasa Hoy.
b_MERNISSI, Fátima (2002) «El Harén Político. El Profeta y las mujeres». Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
b_MERNISSI, Fátima (2002) «El Harén Político. El Profeta y las mujeres». Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
ORDIÉREZ DÍEZ, Isabel (2018) «El Mercado de Atarazanas de Málaga del arquitecto Joaquín Rucoba» Edita: Ayuntamiento de Málaga. Área de Cultura.
Sitios
Web
ARANCIBIA
ROMÁN, A (2003) «Esplendor de la ciudad.
Málaga Nazarí (Siglos XIII-XV)». Consultado el 15/06/2019 En https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/870913.pdf
ÍNIGUEZ SÁNCHEZ, Mari Carmen «La muralla islámica de
Málaga: Referencias textuales y constatación arqueológica» Consultado
el 15/06/2019, en: http://www.ujaen.es/revista/arqytm/PDF/R2/R2_7_Iniguez.pdf
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Emocionada al leer la dedicatoria.
ResponderEliminarExcelente contribución al conocimiento de la ciudad de historia de la ciudad de Málaga, teniendo como elemento integrador deel mercado Atarazanas.
A ti que eres una enamorada de la historia...
EliminarExcelente artículo sobre un edificio fundamental en la historia de la ciudad de Málaga. Mis felicitaciones a la arquitecta Elsy del Carmen Laucho Contreras, Magister en Gestión de Proyectos y Cooperación al Desarrollo par la Universidad de Cádiz, y en BIM Manager con Autodesk Revit realizado en la academia ANIMUS con título del CEU Cardenal Espinola.
ResponderEliminarViniendo de un capitán de altura que rescata la historia de España de Archivos de Indias, y con varios libros en su haber, no me queda menos que agradecerte el comentario!
EliminarQue honor, orgullo y agradecimiento siento por esa dedicatoria. Honor porque no merezco estar a la par de tu mamá, agradecimiento por ese bello recuerdo y comentario, y orgullo como tu profesora por tan buen escrito y tu trayectoria. Estaré pendiente de tus publicaciones y felicitaciones !!!!!! Sigue adelante... Ahora las dos somos blogueras, ja, ja ja.
ResponderEliminarQuerida Profesora Elisa, la recordé mucho durante la investigación, Usted me introdujo en el estudio de las fuentes primarias de archivo, recordé los tiempos de la toma de datos en el Registro del 1º Circuito de la ciudad de Maracaibo, Registro más antiguo de nuestra ciudad y que guarda esos tesoros que ustedes divulgan con un rigor metodológico y sensibilidad extraordinarios. Enhorabuena por el Blog!!!
EliminarQuerida Elsy, gracias por compartir con nosotros tu artículo sobre el Edificio de Las Atarazanas de Málaga. Muestras en su redacción, el mismo rigor y cariño que caracteriza todo tu trabajo. Serías una magnífica profesora :) Enhorabuena!!!
ResponderEliminarIñaki y Cristina: ¿Qué puedo deciros si sois en OAM de los mejores arquitectos de España y en la geografía que arrope vuestros proyectos? Me honra profundamente también, que os haya gustado el ensayo, creo que tienen razón en esto de abrir la veta de la promoción de la historia de estos edificios de la ciudad en medios locales. Gracias por el regalo del libro de Luis Machuca Santa-Cruz, citado está por su contribución exquisita, y gracias por la dedicatoria "Para Elsy, entusiasta compañera de proyectos y fantástica narradora de historias!" Un abrazo!
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